“Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y
echad vuestras redes para pescar…Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad
de peces, y su red se rompía”.
S. Lucas 5: 4-6
“Hay esperanza en Jesús”
Hace
algunos días mi esposa perdió su pinza de cejas, la buscó por entre sus cosas
pero no la encontró. Vino a mí preguntándome si yo sabía y le dije que la había
visto por última vez en la gaveta donde guardamos nuestras prendas y accesorios
de vestir.
-¿Revisaste
ahí?- le pregunté.
-¡Sí, unas
cuantas veces pero no está!- me respondió.
-¿Estás
segura, no estarás buscándola mal?, ¡Ven, te ayudaré a encontrarla!- le dije.
El primer
lugar donde fuimos a rebuscar fue al último sitio donde creí haberla visto por
última vez, introduje mi mano derecha, y allí, al fondo de la gaveta, escondida
debajo de unos cuantos papeles, saqué a la luz la pinza de cejas.
-¡Ya vez,
te dije que estaba en la gaveta!- le expresé. Entonces mi esposa liberó en un
suspiro un poco de alivio y con un beso de regalo me dejó saber que era su
héroe durante el resto del día.
¿Frustración,
soledad, desánimo? ¿Le dicen algo estas palabras a usted? ¡A mí me son
profundamente conocidas y más aún cuando estoy de frente a un fracaso, una
pérdida, una crítica humillante o la impotencia para luchar por lo que quiero! Hay
más personas que viven bajo depresión por esta u otras razones de las que usted
y yo imaginamos, a veces las tenemos muy cerca, tan cerca como dentro de
nosotros mismos. ¿Es malo deprimirse? ¡Por supuesto que no!, es la respuesta
natural a nuestra incapacidad de tener dominio, poder y señorío sobre todas las
cosas pero también es la evidencia más clara de que “necesitamos ayuda”. Hubo
un hombre en la Biblia llamado Simón, un pescador experimentado, que estuvo
toda la noche trabajando y no había pescado nada y esto produjo en él una gran
frustración. Cansado regresó a la orilla y al descender de su barca, Jesús de
Nazaret le pidió que regresara mar a dentro y echara sus redes para pescar. Es
curioso, Jesús era hijo de un carpintero ¿qué podía enseñarle un carpintero a
un pescador profesional sobre el arte de la pesca? ¿Por qué de día, si es de
noche cuando se lanzan las redes? Esto era una locura, pero Simón sabía quién
era Jesús, y “En su palabra echó la red”. Así que no desista, no renuncie, no deje
morir sus sueños, inténtelo por última vez con fe en “Su Nombre” y lo que haya
estado esperando lo recibirá, se lo aseguro.